En principio, estoy totalmente de acuerdo con el título de la obra del desaparecido Fernando Fernán Gómez. La época estival en nuestro país es la mejor para los que somos aficionados a la bicicleta. En mi caso, lo soy a la de montaña y es una maravilla el tener más horas de luz para poder practicar ese deporte por las tardes, disfrutar de la naturaleza y, de paso, ponerme algo más en forma que falta me hace ;)
Por el contrario, creo que la moto es para el invierno. Aquí cuando aprieta el calor no es como en Centroeuropa o los Países Nórdicos en los cuales “verano” significa estar sobre los 20º C y poder llevar dignamente todo el equipo de moto sin que el cuerpo se te colapse.
Sólo los que vivimos aquí sabemos lo que sufrimos cuando viajamos en agosto, por ejemplo. Ni siquiera los trajes de verano hace que estemos más frescos, el aire que atraviesa la rejilla de los mismos es caliente y desagradable.
Si además tenemos la “suerte” de vivir en la costa debemos sumarle la cantidad ingente de turistas que alquilan coche en su estancia aquí, muchos de los cuales están acostumbrados a conducir “por el otro lado” con lo que el peligro se acentúa en esas fechas.
Por eso, en cuanto llega el otoño aparece una sonrisa cruzándome la cara. Es hora de desempolvar el traje de invierno, el cual puedes llevar sin forros porque todavía no hace frío de verdad y no sudas antes incluso de montar en la moto. Como dice un buen amigo mío “yo castigo la moto en julio, agosto y parte de septiembre a no ser que sea para viajar a algún país fresquito”.
No obstante, debemos tener en cuenta que debemos revisar nuestra moto para afrontar el periodo invernal. Obviamente lo principal son los neumáticos. Sobretodo en otoño es frecuente que nos pille un chaparrón y al estar el asfalto sucio a causa de la época estival es cuando más posibilidades tenemos de sufrir un percance. No sólo deben tener el suficiente dibujo sino que es imprescindible llevarlos con una presión correcta. Si vuestra moto tiene sensor de presión mi experiencia es que es bastante preciso y le podéis hacer caso a la hora de hinchar las cubiertas. Si no lleva dicho sensor entonces no os fiéis de los manómetros de las gasolineras. Pensad que una pieza de precisión que está noche y día a la intemperie sufriendo cambios bruscos de temperatura, golpes, tirones, etc, no puede ser muy fiable.
Por ello, os aconsejo os hagáis con un manómetro de mano. Lo encontraréis por muy poco dinero en cualquier tienda de accesorios de coches o moto y es fácil llevarlo siempre encima. Es la manera más fiable de tener nuestras cubiertas en condiciones.
Otro consejo que os doy cuando ya aprieta el frío es el de vestiros completamente dentro de casa o de donde estéis (restaurante, bar, etc). Tened en cuenta que los trajes NO producen calor, sino que lo conservan. He visto muchas veces como después de comer la gente sale del restaurante con los guantes y chaqueta en la mano y se viste cuando llega a la moto. Craso error. En ese trayecto, si hace frío de verdad, habrá perdido una cantidad importante del calor corporal que necesitamos mantener si queremos que la temperatura de vuelta a casa sea agradable.
Recordad, vestirse dentro es la diferencia entre pasar unas horas confortables o muertos de frío.
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